“El día que los cerdos vuelen abriré mi propio negocio”, “saldré a recorrer el mundo cuando los cerdos vuelen“, “si los cerdos vuelan, me mudo de casa de mis padres”, ¿te suena familiar?
Normalmente utilizamos esta expresión para referirnos a algo que creemos muy lejano o prácticamente imposible, aunque en realidad no lo sea. Su origen se remonta a la Antiguedad, pues tal parece que los pretextos han gobernado a la humanidad desde siempre. Se dice que la primera vez que se habló de este concepto fue en un libro llamado “Traité de I´Aimant” hacia el año 1687 en Ámsterdam. Dicha publicación abordaba el tema del magnetismo, ejemplificando la ironía del tema con una ilustración donde aparece un cerdo volando al fondo.
Sin embargo, por qué no darle la vuelta y por el contrario, romper fronteras mentales para justificar que “te aventaste” a hacerlo y que seguramente jamás te arrepentirás. Fue a partir de entonces cuando la frase derivada de la sátira se propagó sorprendentemente para seguir viviendo hasta la actualidad y justificar lo que no nos hemos atrevido a hacer. Por qué no decir más cosas como: “Ok, intenté tomar clases de acuarela, pero me di cuenta que no es algo que se me facilite y además ya no me gustó. Por lo menos, no me quedé con las ganas”.
O qué tal la famosa frase: “ya nadie me va a tomar en cuenta”. Totalmente una mentira, ya que puedes ir, probar, comer, visitar y todo lo que se te ocurra. A lo mejor no es lo que esperabas, pero por lo menos ya no vas a tener la “cosquilla” de saber qué se siente hacerlo porque lo has experimentado en carne propia, ¡ya nadie te lo va a poder contar!
“Lo bailado, ¿quién me lo quita?” ¡Exacto! Lo que conforma nuestra personalidad es lo que nos llevamos gracias a lo vivido día con día. Nadie te puede quitar la satisfacción de haber cumplido algo que deseabas con todo tu ser.
Mejor ponte a pensar, ¿qué harás el día que los cerdos efectivamente vuelen? ¿Comenzar a hacer ejercicio? ¿Dejar el trabajo que te hace pesada la existencia y buscar algo que realmente te apasione? ¿Comprarte el vestido de color atrevido que te quedaste mirando en el aparador? ¿Inscribirte a clases de baile porque eres el típico amigo que siempre se queda sentado en las fiestas?
Desempolva todos aquellos planes que visualizas al fondo del túnel infinito que no te atreves a cruzar, pues nunca vas a saber lo que puedes lograr si no lo intentas. Convierte tus sueños en metas, el momento de trabajar para cumplir tus objetivos es hoy.
Basta de poner excusas y ve por lo que quieres.