La queja más frecuente de los extranjeros cuando llegan a México es: “tomé clases de español, pero hay muchas palabras que no entiendo”. En México todo tiene que ver con la unión de la cultura indígena y la española. De nuestras raíces y el sometimiento que nunca quisimos vivir y del que ahora estamos tan orgullosos. “Tengo sangre de español” puedes oír por todas partes del país, “Voy a ver si me dan la nacionalidad”, rumoraban muchos cuando salió la noticia de que, si tenías algún apellido de la lista, el consulado español te abriría sus puertas.
El mexicano es una mezcla de tradiciones y obligaciones. De la mala fortuna y grandes riquezas. Del destino y la conquista. México es un país de contrastes, pero también de sueños y anhelos. Cada mexicano vive su país de diferentes maneras. Cada uno disfruta de sus enormes o diminutas posesiones, pero también, anhela un cambio que espera llegue pronto, pero no hace nada para que ocurra.
La mezcla que todos tenemos, unos menos y otros más, también hizo que nuestro idioma fuera distinto a cualquiera. En México no se habla español, se habla mexicano: un toque de pocho, maya, mexicas y españoles, una pizca del caribe y una cucharada de quién sabe qué otros países, forman aquellas palabras que repetimos a diario y que los extranjeros no logran comprender porque, en realidad, no existen en ningún otro lado. Este fenómeno se conoce en la semiótica, doctrina que estudia los signos, como pragmática.
La pragmática estudia la relación entre los significantes y los usuarios del lenguaje, en el caso de los modismos mexicanos, se refiere a la relación de las palabras con el contexto que vivimos en nuestro país, lo que nos permite un uso distinto de las palabras al que se realiza en otras partes del mundo y que concluye en que, todos los habitantes del país o de alguna región logran comprender de manera clara aquello a lo que nos referimos y lo opuesto a aquellos que no experimentan el mismo contexto. Aquí una muestra de lo que decimos:
10. “Me hace lo que el viento a Juárez” o “Me hace los mandados” o “Me la pela”
Se rumora que la primera tiene que ver por el mítico peinado del presidente, quien se ponía un potente fijador y seguramente, el viento ni siquiera lo movía. La verdad es que la acepción tiene muchos mitos, uno de ellos se refiere a la alusión al monumento de Benito Juárez en Oaxaca, ubicado en el cerro del Fortín; la estatua se encuentra a la deriva y cuando el viento choca contra ella, permanece intacta, otra aparece en el libro de Fernando Benítez “Un indio zapoteco llamado Benito Juárez”, se dice que cuando era niño, solía ir a cazar con otros niños. En una ocasión fueron en una pequeña canoa y un ventarrón los sorprendió, todos corrieron y sólo Juárez se mantuvo ahí. En el pueblo comenzaron a utilizar esa frase.
La segunda contiene otra mítica palabra mexicana: los mandados. Que tiene que ver con el clásico “ir por el mandado” o “voy por el mandado”, es decir, hacer las compras para toda la familia. Así, si alguien te manda al mandado, seguro tiene más poder que tú.
Me la pela. Probablemente el extranjero entenderá la palabra cuando en el contexto se encuentran un plátano o los chayotes, pero si no es así, el extranjero podrá utilizarla para decir que alguien le hace los mandados. Las tres quieren decir lo mismo: no me afecta, no me hace nada y soy superior al otro.
9. Dar el gatazo
Nada tiene que ver con los rasguños de algún felino. Es otra joya del lenguaje mexicano. Si alguien compra un bolso que no es de marca y paga 300 pesos por él, seguramente lo hizo porque da el gatazo, es decir, se parece mucho, aparenta. Lo mismo si una mujer se arregla mucho para ir con la familia rica del susodicho.
Batea chueco, come arroz con popote, le truena la reversa
Sin ninguna conexión lógica aparente, las tres frases quieren decir exactamente lo mismo: es homosexual.
8. ¡Nos cayó el Chahuistle!
No tan usada en la actualidad, todo México entiende la caída del chahuistle, lo que quiere decir, que se arruinó todo porque alguien “nos cayó en la movida”, es decir, nos sorprendió cuando estábamos tramando algo malo. El Chahuistle, palabra desconocida para casi todos, se refiere a la plaga que afectaba las siembras de maíz, por lo que cuando caía el Chahuistle, todo se arruinaba.
7. Bajarse la cruda
Aparentemente, sin sentido para cualquier foráneo, esta frase no se refiere a bajar del congelador la carne para cocinarla después. Puede oírse comúnmente los sábados y domingos. Se utiliza cuando alguien busca el anhelado remedio para sanar el malestar que produce ingerir dosis de alcohol desenfrenadas, comúnmente va acompañada de un “no lo vuelvo a hacer”.
6. Chido
Está chido, comí chido, ando chido. Se refiere a un estado de ánimo satisfactorio, mejor que bien pero no excelente.
5. Madre
La palabra favorita de cualquier mexicano. En México todos aman a sus mamás y por eso les encanta añadir su persona a cualquier frase: a toda madre, ¡madres!, vale madre, ni madres, desmadre. Cada una tiene un significado diferente. La madre puede significar sorpresa, alegría, indiferencia. Todo depende del contexto y la intención con la que la escuchemos.
4. Rifarse por la banda
Una de las mejores frases de todos los tiempos. Aplicada en la sabiduría popular de la juventud mexicana, se refiere al bonito sacrificio que hace el mejor de los amigos que todos estén mejor. Rifarse quiere decir arriesgarse. Banda, bandera, banderilla, los amigos.
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3. Wey
Palabra universal para referirse al interlocutor. No es necesario conocer el nombre del escucha. Basta con terminar cada frase con un wey para que el interlocutor sea aludido. Ven, wey; vamos, wey; hay que ir a la fiesta de al rato, wey. No hay distinción, es el apelativo preferido y sin lógica de la juventud mexicana.
2. Comerse la torta antes del recreo
Esta inocente frase que parece decírsele a un niño travieso que no esperó al descanso escolar para comer, en realidad, habla de la juventud inexperta y apasionada que no esperó a tener la edad suficiente para tener relaciones y que, en consecuencia, quedó embarazada. Esta frase viene con otra que tiene que ver cuando el niño ya nació:
1 Trae torta bajo el brazo
Si el bebé llega en buena época y la familia comienza a tener dinero, quiere decir que el niño trae torta. Algo así como suerte o dinero o fortuna.