Lo probamos todo y lo que no llegamos a hacer sí lo vimos juntos en la televisión de su cuarto. Todos los días y más de dos veces él me desvestía para tener sexo desenfrenado. Cumplimos 1, 2, 3, 4 años juntos… seguíamos amándonos pero el sexo dejó de ser una prioridad. Nos mudamos juntos y lo que más disfrutábamos de estar tan cerca no era el placer sexual; algo tan sencillo como decirnos “buenos días” o cenar sobre la cama en completo silencio se volvieron nuestras dichas más satisfactorias, mientras que tener relaciones sexuales y probar nuevas posiciones pasó al número 11 de nuestra lista de hobbies en pareja.
¿Se estaba acabando nuestra relación? Llegué a pensar que sí, pero la realidad es que pasamos del amor romántico al compañerismo duradero. Es decir, superamos las etapas más sencillas de cualquier relación hasta llegar a la más compleja: entender que el sexo, su intensidad y constancia no dicta el éxito ni la durabilidad de una relación en pareja.
John Bradshaw –psicólogo, escritor y especialista en relaciones de pareja– es uno de los expertos que ha defendido la teoría de que el sexo no le da ni quita nada a dos que pretenden estar juntos toda una vida; en su bibliografía explica que:
Un noviazgo duradero radica en superar la transición de romance a compañerismo por la que todas las parejas pasan, más no en la cantidad de sexo que éstas tengan.
Por otro lado, un grupo de investigadores de “The Open University” hizo un estudio en el que participaron 4 mil personas de entre 18 y 65 años para analizar su comportamiento en pareja. Las conclusiones fueron dos:
De acuerdo a las respuestas acumuladas por este estudio, hacer el amor una vez a la semana es suficiente para que la vida en pareja sea estable y funcional.
Entonces ¿por qué le damos tanta importancia a algo que no la tiene?, ¿por qué basamos el éxito de nuestras relaciones en el número de orgasmos que tenemos?, ¿por qué auguramos el fracaso romántico al sentir que el sexo ha disminuido con el tiempo? Todo se debe a cuestiones sociológicas; sin embargo, no acostarte todos los días con la persona que amas no es sustancial, pero la forma en que ambas partes se sienten y desenvuelven cuando lo hacen sí es trascendental.
Aumentar la frecuencia del sexo no causa ningún efecto positivo ni significativo.
Una investigación reciente publicada por la Society for Personality and Social Psychology afirma que –a pesar de que la conexión física en un apareja es necesaria– basta con tener sexo una vez a la semana para que la relación funcione y se cubra el aspecto sexual satisfactoriamente. Así que, según la ciencia, tener mucho o poco sexo no define la estabilidad de una pareja y mucho menos habla de la calidad del amor. Finalmente, el sexo lo podemos tener con cualquiera, pero el amor incondicional sólo pocos llegan a construirlo.