La Ciudad de México está llena de escalofriantes leyendas como la de “La Casa de las Brujas” en la Colonia Roma, la de “La mano peluda” en Santa María La Ribera o la de “La Casa de la Tía Toña” en Chapultepec, pero una que es poco conocida es la del callejón “Sal si puedes” del Barrio Chino.
Probablemente ya has caminado por las calles del Centro Histórico de la CDMX y habrás notado que cada edificio, casa o rincón guarda una esencia muy antigua llena de misterio, sin embargo, casi nadie sabe sobre la existencia de la leyenda del callejón “Sal si puedes” ubicado en la Calle de Dolores o Callejón de las Damas cerca de Avenida Juárez y la Alameda Central, que de hecho fue la perfecta locación para filmar en 1952 la película de Pedro Infante “Un rincón cerca del cielo”.
La leyenda del callejón “Sal si puedes” en el Barrio Chino
En la calle de Dolores, entre Independencia y Artículos 123, actualmente se esconde este misterioso callejón al que llamaron “Sal si puedes” debido a su macabra leyenda.
La historia gira alrededor de la Familia Olivares, procedentes de Toledo, España. Se dice que Inés, la joven la de la adinerada familia, conoció a Gaspar de Astorga, quien era sobrino de un cardenal, y se enamoró de él.
Con el tiempo él le propuso matrimonio, pero ella al contarle a su papá no lo aceptó porque no tenía dinero e incluso le dijo que se mudarían a la Nueva España. El señor Olivares y su hija desembarcaron en Veracruz y tras llorar mucho a su amado, con el paso del tiempo se volvió a enamorar de un hombre llamado Melchor Lazo, con quien sí logró comprometerse luego de que su padre lo aceptara.
Tras trasladarse a la ciudad, Gaspar de Astorga tuvo que realizar un viaje de negocios, ya que era sobrino del Cardenal Diego de Astorga, Arzobispo de Toledo, y mientras caminaba por las calles vio a lo lejos a su antigua amada.
Cuando se acercó, ella le dijo que su amor ya no era posible e incluso lo había dejado en el pasado, pues ya estaba comprometida con otro. El hombre, en otra ocasión esperó en la esquina del callejón donde vivía la joven para rogarle su amor. Cuando salió, le exclamó que quería estar con ella, sin embargo, Inés se negó y hasta lo empujó para abrirse paso y correr.
Enojado, Gaspar de Astorga sacó una espada y la hundió en su pecho mientras le gritó: “¡Sal si puedes!”.
Con el paso del tiempo mencionaron que tras ese suceso se podía ver el fantasma de la joven Inés, quien nunca pudo casarse.