Mary Somerville es un nombre que debería leerse muchísimo más en los libros de historia y ciencia. Su papel en las matemáticas y física sigue siendo fundamental para el desarrollo de tecnologías que siguen vigentes, sin embargo, su figura e importancia sigue sin ser reconocida.
Biografía de Mary Somerville
Mary Somerville nació el 26 de diciembre de 1780 en Jedburgh Escocia, en esta época se pensaba que las mujeres no debían ser más que amas de casa. Sin embargo, Mary logró ser una escritora con un profundo conocimiento de la ciencia, las matemáticas y la astronomía. Fue precisamente gracias a ella que la palabra “científica” se acuñó por primera vez en 1834 para describirla.
Mary Somerville era la hija de un almirante fue la quinta de siete hijos del vicealmirante Sir William George Fairfax y Margaret Charters Fairfax. Recibió poca educación formal y, en secreto, se enseñó a sí misma álgebra y geometría al interesarse en este tipo de lecturas fuera del ámbito académico. En 1804, Mary se casó con un primo lejano, el capitán Samuel Greig, que también era cónsul ruso en Londres y para nada estaba interesado en la ciencia. Tuvieron dos hijos juntos antes de que el hombre muriera en 1806, dejando a Mary como una viuda de 25 años.
Foto: Wikimedia CommonsLa muerte de su esposo, le brindó a Mary una oportunidad bastante rara para las mujeres de su tiempo: descubrió que la viudez y una cómoda herencia la habían dejado tanto emocional como económicamente independiente. Ya no estaba controlada por sus padres ni por su esposo, ella era libre de estudiar de acuerdo con sus convicciones personales y afortunadamente contaba con los medios para perseguir sus intereses científicos.
En 1812, Mary se casó con el Dr. William Somerville, inspector de la Junta Médica del Ejército. William ayudó a Mary a saciar su interés en la ciencia y le abrió puertas que le permitieron conocer a muchos de los científicos, investigadores y pensadores más sobresalientes de la época.
Las investigaciones científicas de Mary comenzaron en el verano de 1825, cuando realizó experimentos sobre el magnetismo. En 1826 presentó su artículo titulado Las propiedades magnéticas de los rayos violetas del espectro solar a la Royal Society.
Foto: New ScientistUn momento definitorio para la historia del mundo y de Mary se produjo cuando Lord Brougham, en nombre de la Sociedad para la Difusión del Conocimiento Útil, le pidió que tradujera al inglés el libro de Laplace Exposition du système du monde y la Méchanique céleste. Cuando en 1831 se publicó la traducción de Mary, titulada El mecanismo de los cielos, su fama se hizo inminente.
Este trabajo le motivó a hacer otros trabajos escritos como: The Connection of the Physical Sciences (1834), Geografía física (1848) y Ciencia Molecular y Microscópica (1869). Sus libros fueron muy populares gracias a su estilo claro y accesible, además de su profundo entusiasmo por los temas que cubría.
La primer científica
En una reseña de The Connection of the Physical Sciences, publicado en 1934, el respetado crítico William Whewell acuñó la palabra “científica” para describirla porque hasta entonces, la frase “hombres de ciencia” (man of science) era el término que se usaba con relación a la profesión. “Hombres y mujeres de ciencia” era una expresión muy difícil de manejar, así que el problema se resolvió con la palabra “científico”, y en su caso “científica”.
En 1835, Mary Somerville y su colega Caroline Herschel se convirtieron en las primeras mujeres en ser admitidas como miembros de la Royal Astronomical Society, ese mismo año el gobierno le otorgó una pensión anual de 300 libras en reconocimiento a su trabajo en la divulgación de la ciencia.
Mary y su familia se mudaron a Italia en 1838, allí en Nápoles pasó el resto de su vida trabajando a favor de la ciencia hasta 1872, poco antes de cumplir 92 años. Un año después, se publicó su autobiografía gracias a la labor de su hija Martha, pero no tuvo éxito comercial y poco a poco el trabajo de Mary Somerville, cayó en el olvido.
Foto: The Royal Astronomical Society
El Somerville College de la Universidad de Oxford recibió su nombre de Mary Somerville, al igual que la isla de Somerville, frente a la costa de la Columbia Británica, cerca de la frontera con Alaska.
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