Si estuvieras en una fiesta internacional con personas de todo el mundo y tuvieras que cantar algo que te definiera, ¿qué cantarías? ¿El himno nacional de tu país? Algo así sucede cada cuatro años en la Copa Mundial de la FIFA, en el que los ciudadanos de cada país participante entonan orgullosamente el himno de su patria. ¿Te identificas con el tuyo?
“Het Wilhelmus” es el himno nacional más antiguo del mundo y pertenece a los Países Bajos; fue creado en 1568 y reconocido oficialmente como himno hasta el año 1932. A partir de entonces, cada país ha decidido entonar su historia; sin embargo, las historias de guerra, de lucha y/o de revolución son las más comunes y las que han dejado marcas en el corazón de los ciudadanos, quizás esta sea la razón por la cual la mayoría de los himnos nacionales aludan a la violencia y a la contienda.
El himno nacional mexicano no se queda atrás, pues la letra escrita en 1853 por el mexicano Francisco González Bocanegra es sumamente belicista. El himno llama a la guerra “mexicanos al grito de guerra” y anima a lo brutal “tus campiñas con sangre se rieguen”. El canto a la patria exige a los mexicanos no buscar armisticio, “guerra guerra sin tregua”, a pesar de que se derrumbe el país, “y tus templos, palacios y torres se derrumben con horrido estruendo” y mueran sus ciudadanos “un sepulcro para ellos de honor”.
Un himno que representa a todo un país debería de engrandecer las cualidades de su gente y buscar tregua y paz con todos los países, aun cuando algunos busquen la guerra. A un niño se le enseña a repetir y a respetar su himno nacional desde pequeño, entonces, ¿cómo se le puede exigir a ese niño que viva en el amor, la tolerancia y el respeto si lo que le han enseñado a repetir y a honrar es que debemos ir y gritar la guerra, no dar tregua, regar las campiñas con sangre y derrumbar la arquitectura del país aunque esto nos lleve al sepulcro y a la muerte? Lo peligroso de la letra del himno nacional es que intenta inspirarnos para trabajar y aspirar a ser grandes ciudadanos, mientras descuida por completo la grandeza y la fuerza del amor, de la esperanza, del optimismo y del bien.
En cambio, algunos himnos que podríamos admirar por su letra son “Nkosi Sikelel ‘iAfrika” de Sudáfrica, el cual busca la unidad y libertad del pueblo, “suena el llamado a venir juntos y unidos permaneceremos en pie”; el de Nueva Zelanda, “God Defend New Zealand”, es un canto al amor y a la paz, “deje nuestro amor por ti aumentar; que tus bendiciones nunca cesen; danos la abundancia; danos la paz; Dios defienda nuestra tierra libre”; el himno de Australia, “Advance Australia Fair”, invita a valorar sus riquezas naturales y compartir, “nuestra tierra abunda en los dones de la Naturaleza de una belleza rica y excepcional; tenemos llanuras sin límites para compartir”.
A lo largo de nuestra vida, vamos escuchando historias y cada ser humano las interpreta de acuerdo a su visión, aun y cuando la historia sea la misma, esa interpretación es la que nos hace únicos y nos ayuda a definirnos. Como mexicanos podremos recordar historias de tragedia, de conquista, de revolución y de guerra, la cuales nos pueden llevar a vivir a la defensiva con una ferviente sed de lucha sanguinaria, o bien nos pueden llevar a buscar el amor y la paz.
Al final, nosotros escogemos si la historia define nuestro presente y futuro o si crearemos un presente nuevo que se refleje en un himno nacional que genere armonía y prosperidad para el futuro mexicano, además de que sirva como ejemplo de esperanza para el resto del mundo.
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Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Jacky Muniello.