Un grupo de científicos chinos, encabezado por el físico Jian-Wei Pan, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China en Shanghái, teletransportaron con éxito un fotón de la Tierra al satélite Micius, que fue lanzado en agosto del año pasado y que orbita a más de 500 kilómetros de la Tierra.
Micius es un receptor fotográfico altamente sensible capaz de detectar estados cuánticos de fotones individuales disparados desde el suelo, y fue creado para probar varias hazañas cuánticas como el enredo, la criptografía y la teletransportación.
La proeza de hace un mes, consistió en teletransportar un objeto desde el suelo hasta la órbita y, además, creó la primera red cuántica de satélite a Tierra, rompiendo el récord de la distancia más larga de transportación.
Si bien la acción no es tan espectacular como ver a Seth Brundle pasar de una cápsula a otra y derretirse en el proceso, como en La Mosca de Cronenberg, el trabajo que se ha hecho desde los años ochenta, cuando sólo se especulaba sobre estos procesos, hoy los chinos han avanzado en tiempo y materia, han ido más allá de dos equipos de científicos que el año pasado hicieron la primer teletransportación corta fuera de un laboratorio.
Y es que esta teletransportación entre la Tierra y Micius, significa el nuevo reto a vencer, después de que los experimentos anteriores se limitaron a una distancia de 100 kilómetros, debido a la pérdida de fotones en las fibras ópticas o en los canales terrestres de espacio libre.
¿Eso significa que pronto podremos ir de un lugar a otro con sólo hacer el saludo vulcano?
Por desgracia, no. La teletransportación cuántica, en términos fáciles, se basa en un enredo cuántico —una situación en la que un conjunto de objetos cuánticos (los fotones, por ejemplo) se forman en el mismo instante y punto en el espacio. Es decir, comparten la misma existencia. Y la existencia compartida continúa incluso cuando los fotones están separados— lo que significa que un hecho en uno influye inmediatamente en el estado del otro, independientemente de la distancia entre ellos. Pero no están duplicados, más bien este enlace puede usarse para transmitir información. El segundo objeto (fotón) toma la identidad del primero.
Después de crear cuatro mil fotones por segundo en pares, el equipo chino no descarta teletransportar algo más grande. Y aunque todavía no se establece una distancia máxima de teletrasportación, pues el proceso de “enredo” es frágil y puede romperse con facilidad, hay buenos indicios para pensar en una Internet cuántica global (sea lo que sea que eso signifique).
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