«No temo por mi vida, lo que me toque a mí no me importa, pero quiero que mis hijos salgan de allí, que estén sanos y salvos, fuera», me dice Jesús Medina Aguilar, el periodista de 36 años de edad que desapareció durante cuatro días por temor a que lo asesinaran cuando se dirigía a la comunidad de Tlayacapan en Morelos para entregar víveres para los damnificados del sismo del 19 de septiembre.
En entrevista para Cultura Colectiva Noticias, Medina relató los días de angustia y temor que ha vivido desde el pasado 29 de septiembre, cuando salió de su hogar, en la comunidad de Tetela del Volcán, Morelos. Primero tuvo que escapar de un intento de asesinato en la carretera a Ocuituco, un municipio localizado al noreste de la entidad, muy cerca del volcán Popocatépetl.
«Puedo dejar el periodismo para dedicarme a otra cosa, fui mesero durante mucho tiempo, puedo salir adelante con mis propias manos, pero no se puede garantizar el ejercicio periodístico en este país lleno de gente tan corrupta, tan baja».
*Foto: Facebook.
Hasta el 2 de octubre pudo comunicarse con su esposa para decirle que estaba bien, pero que por cuestiones de seguridad se había tenido que resguardar. «Recibí una amenaza de muerte de dos hombres a bordo de una camioneta tipo van color blanco sin placas el 28 de septiembre. Antes de arrancar su camioneta para perderse de vista, los sujetos le dijeron: «Te estás metiendo con el gobierno, hijo de tu puta madre, te va a cargar la verga». Jesús afirma que puede identificar al copiloto sin problemas, porque esa fue la amenaza más clara que le hayan hecho jamás.
Desde el 30 de septiembre, el nombre del brigadista se convirtió en tendencia cuando su esposa, Miriam Medina, denunció en redes el nulo apoyo que le estaba brindando la Fiscalía General del Estado de Morelos para encontrar a su marido.
Finalmente, el 2 de octubre, Jesús apareció con vida y denunció por primera vez, en entrevista con el semanario Proceso, que lo intentaron asesinar «por incomodar al gobierno» con su trabajo como periodista.
*Foto: Facebook.
LA TERMOELÉCTRICA ESPAÑOLA EN TERRITORIO INDÍGENA
Medina también narró que la amenaza tiene una raíz clara: su denuncia de las irregularidades al interior del Proyecto Integral Morelos, una licitación para la construcción de dos centrales termoeléctricas en los pueblos cercanos al Popocatépetl a cargo de la empresa española Abengoa: «Di seguimiento al despejo de tierra y recursos hidráulicos para canalizarlos a ese mega proyecto donde se desplazaría a toda la comunidad».
Desde hace unos años, los pueblos indígenas de la zona luchan para evitar que se construya esa termoeléctrica, pues piensan que envenenaría el agua de Tetela del Volcán y San Andrés Hueyapan, además de perjudicar el río Amatzinac, que tiene agua de manantial que sale desde los glaciares del Popocatépetl.
La lucha de los pueblos indígenas para evitar la venta de sus terrenos y recursos bajó la guardia después del sismo. En esos momentos de tragedia, cientos de personas llegaron para entregar víveres a los afectados, pero eso también atrajo la atención de personas indeseables.
Comunidad de TetEla se manifiesta contra la termoeléctrica española en sus tierras. *Foto: Desinformémonos.
Los vecinos le reportaron que unos ingenieros arribaron al río Amatzinac, donde se abrió una grieta muy larga, que podría provocar un mega derrumbe. «No tuvimos ningún problema con los ingenieros, de hecho, fuimos muy amables, personalmente les ofrecimos alimentos, agua y ayuda. Teníamos abundancia de víveres por la sobrereacción de la gente», dice. Pero cuando preguntamos qué hacían en el río, sus respuestas fueron escuetas, cortas y eso causó “desconfianza en la gente”.
Poco después, las autoridades iniciaron una serie de acciones que incomodaron a la brigada de ayuda en la que participaba el comunicador, principalmente porque los militares los observaron extraño, les pedían credenciales para prestarnos picos o palas para quitar escombro: «En ese momento perdí mi INE, me tenían plenamente identificado».
LAS AMENAZAS DE MUERTE
Poco a poco el acoso aumentó contra su familia, el pueblo se empezó a llenar de gente extraña, más de mil personas estaban allí.
«No teníamos luz y en las noches no distinguíamos rostros. Una tarde estaba techando mi casa, estaba con mi hija, su mamá estaba con otras personas, fuera de casa. Al caer la noche, esa misma camioneta que me amenazó anteriormente apareció frente a mi hogar y a partir de ahí empezó lo peor».
Jesús confiesa que algo le advertía que se mantuviera alerta y aunque es difícil que algo le dé miedo, estaba aterrado. «Aproveché que varios brigadistas pasaron en ese momento y me escapé con mi niña entre la multitud». Al siguiente día, tomó su motocicleta para continuar repartiendo ayuda, pero antes de partir vio a un helicóptero de la policía federal aterrizando en la cancha de Tetela y que, sostiene Jesús, se llevó parte de los víveres de la comunidad.
Cuando salió del municipio, volteó hacia atrás y era la misma camioneta que lo estaba molestando, pero en esta ocasión se acercó tanto que temió por su vida. «Aceleré y me volé un tope, ellos también, me persiguieron hasta Ocuituco, el pueblo más cercano a Tetéla, me metí al pueblo, di varias vueltas». Se ocultó unos instantes para cambiarse de ropa y mientras, la camioneta seguía dando vueltas, buscándolo.
Poco después pudo escapar y tomar un camino de terracería, pero la motocicleta se averió, así que la dejó en un árbol y la ocultó con unas ramas y bolsas que había en el camino, se escondió un buen rato entre los campo de maíz y empezó a caminar sin rumbo fijo.
«Después me encontré a unos campesinos que me ayudaron a tomar la combi para irme a Cuautla, cuando salí de mi casa eran las 2 de la tarde, llegué a Cuautla como a las nueve de la noche».
LOS USOS Y COSTUMBRES DE TETELA, LA SALVACIÓN DE SU FAMILIA
El brigadista confió en los usos y costumbres de sus vecinos para que su familia se mantuviera segura, pues cuando alguien desaparece los vecinos se acercan para ofrecer apoyo. «Es parecido a un velorio, eso me dio seguridad para confiar que no le harían nada a mi esposa e hijos. La gente en los pueblos es muy solidaria, no esperan a que alguien se los pida, ellos se ofrecen».
DE CUAUTLA A CUERNAVACA
El comunicador intentó acercarse a sus amigos con la intención de resguardarse por un tiempo más.
«En Cuautla me acerqué con unos conocidos para rasurarme y cambiar la apariencia porque sabía que me buscaban, tenía la barba larga, por eso el cambio de imagen en la entrevista con Proceso a comparación con mis fotografías en redes sociales».
Después se fue a Cuernavaca, su papá estaba en la capital de Morelos, no sabía nada de él desde el sismo, lamentablemente, uno de sus hijos recién nacidos había fallecido. Entonces, viajó a la Ciudad de México para pedir ayuda a un colega periodista.
EL APOYO DE PROCESO
Medina pasó su primera noche sin teléfono celular en la terminal Taxqueña de la capital, lo único que quería hacer era grabar un testimonio con un compañero de Proceso, German Canseco. «Sabía que me iban a matar, y al menos quería grabar un video póstumo para poder comunicarme con mi familia, pero no sé moverme en la capital». El 2 de octubre fue a las oficinas de Proceso y dio su testimonio.
LAS AMENAZAS CONTRA LA FAMILIA MEDINA
Hasta hoy, las amenazas no paran en redes sociales y por teléfono para la familia de Jesús. Después de la entrevista se comunicó con su esposa, ella desconfió de su llamada, y lo entendió.
«Ella dudó que estuviera bien, pero el miedo que tenía encima, el dolor, cuestiones muy entendibles. Incluso hasta hoy la amenazaron de números desconocidos, esto se ha vuelto una pesadilla».
DESCALIFICACIÓN DE POLÍTICOS CONTRA EL PERIODISTA
Cuando Jesús denunció ante la Procuraduría General de la República y la organización defensora de los derechos a periodistas, artículo 19, aparecieron una serie de personajes políticos que lo desacreditaron e incluso lo tacharon de ser una persona «desequilibrada mentalmente».
Este el caso de Edgar Vargas Santiago, un entrenador político y vicepresidente de la Cámara Nacional de Empresas de Consultoría en Morelos, personaje que brindó apoyo a la esposa del brigadista para viralizar su búsqueda y después se retractó de ello.
«Él se ofreció, yo ni lo conozco e incluso acosó a mi esposa, ese señor es un operador de Graco Ramírez. Quería crear una entrevista amañada donde mi esposa saliera llorando, al fondo mi hogar destruido por el temblor, mis hijos llorando, quería dramatizar la situación e incluso que salieran agradeciendo a ciertos personajes políticos»
Edgar quería manipular la situación, pero cuando realicé la entrevista de Proceso mencioné en un mensaje que «esperaba que me encontraran muerto».
Actualmente, Jesús confía en las autoridades federales y organizaciones independientes para resolver estos ataques a su familia. A Jesús le esperan en casa tres hijos y su esposa Miriam, pero por el momento teme que lo asesinen cuando regrese a su hogar.
«Hasta que yo esté con mi familia estaré más tranquilo, no temo por mi vida, no importa, puedo dejar el periodismo, fui mesero durante muchos años, puedo seguir adelante con mis propias manos, pero mi vida dio un giro total. Perdí sueños, perdí familia, perdí amigos hasta pude haber perdido la vida (…) quiero pensar que las autoridades federales harán su trabajo, quiero tener confianza en las instancias de gobierno para que esto no pase a mayores».
Podría interesarte:
«Él sólo quería ayudar, él siempre estuvo dispuesto a ayudar»: Desaparece brigadista en Morelos
Brigadista de Morelos aparece con vida y denuncia amenazas de muerte
Hombre grita, lo entienden mal y sucede una estampida que dejó 23 muertos en Mumbai