En 1903, Marie Curie se convertiría en la primera mujer en recibir un Premio Nobel; se hizo acreedora al Nobel de Física, junto a su esposo Pierre Curie y el profesor Henri Becquerel, por sus “extraordinarios servicios prestados en el campo de la radiactividad”. Ocho años después recibiría de nueva cuenta el Nobel, ahora de Química, por haber descubierto dos elementos, hasta entonces desconocidos, más radiactivos que el uranio, el radio y el polonio.
Con el primer galardón entregado a la química y física polaca en reconocimiento a su labor en la ciencia, comenzaría a ser valorado el trabajo y las aportaciones de las mujeres en distintos campos del saber humano y a favor de la fraternidad entre las naciones.
Las mujeres comenzarían a dominar las entonces sólo cinco categorías premiadas con el Nobel: Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz.
Marie Curie, Nobel de Física y Química (1903, 1911), desarrolló investigaciones en el campo de la radiactividad. En 1911 se haría nuevamente acreedora al premio, ahora en el campo de la Química, por su descubrimiento de los elementos: radio y polonio.
El matrimonio Curie rechazó el reconocimiento económico a sus descubrimientos en el campo de la Física y Química apelando para el uso de éste por “toda la humanidad”. En unas notas autobiográficas Marie Curie escribió:
“En interés de la humanidad entera. Renunciando a la explotación de nuestro descubrimiento, nosotros hemos renunciado a la fortuna que habría podido, después de nosotros, ser transmitida a nuestros niños. Yo he debido defender nuestras concepciones frente a nuestros amigos, quienes pretendían, no sin una razón valiosa, que si hubiéramos garantizado nuestros derechos, habríamos conseguido los medios financieros necesarios para la creación de un “Instituto del Radio” satisfactorio. Pero yo permanezco convencida de que nosotros teníamos una razón para actuar así. La humanidad tiene ciertamente necesidad de hombres y mujeres prácticos que saquen el máximo partido de su trabajo, sin olvidar el bien general, salvaguardando sus propios intereses”.
Tras perder la vista, Marie Curie fallece el 4 de julio de 1934 en la Clínica Sancellemoz, en Francia, debido a una anemia cuyas implicaciones afectaron las células de la médula ósea, probablemente causada por la exposición a las radiaciones a lo largo de su profesión.
En 1995, del cementerio de Sceaux, al sur de la capital francesa, sus restos fueron trasladados, junto con los de su marido, al Panteón de París. Marie Curie se convertiría entonces en la primera mujer en descansar en el panteón de los ilustres por méritos propios. Del mismo modo fue la primera mujer francesa en obtener un doctorado en Ciencias, la primera profesora en la Sorbona, además de la primera mujer en recibir un Premio Nobel.