¿Qué infancia queda completa sin el descubrimiento de un tesoro? El sueño de cualquier niño es hallar algo en los territorios que explora; el jardín de su casa, el parque de la colonia, las montañas cercanas. Jude Sparks, un niño de nueve años originario de Nuevo México, se tropezó y cayó sobre un fósil de un millón de años. El hallazgo de su vida.
De acuerdo con el diario norteamericano The New York Times, mientras Jude caminaba con su familia una mañana de noviembre del año pasado en Las Cruces, ciudad ubicada en el condado de Doña Ana, Nuevo México, se echó a correr para esconderse de su hermano cuando tropezó y terminó cara a cara con “algo fosilizado”, como una mandíbula gigante de alguna criatura desconocida.
Era como un trozo de madera con “una forma extraña”. En una entrevista con el rotativo norteamericano, atinó a explicar que era algo que “no se encuentra normalmente”. Cuando Hunter, su hermano mayor lo alcanzó, primero pensó que se trataba de un cráneo de vaca, mientras que los padres sugirieron que quizá eran los restos de un elefante. Pero, ¿qué haría un elefante en esa zona árida?
*Fuente: The New York Times
Así que le tomaron una fotografía para indagar qué habían hallado. Primero confirmaron que la imagen no coincida con la de los elefantes, así que la enviaron a Peter Houde, un profesor de biología que trabaja cerca, en la Universidad Estatal de Nuevo México. La familia contó que el experto reconoció lo que veía casi de inmediato: eran los restos del extinto Stegomastodon, un género de mamíferos que vivió en América.
El animal existió hace 1.2 millones de años, tenía una altura promedio de 2.8 metros y pesaba casi seis toneladas. Efectivamente, se parecía a lo que hoy conocemos como elefante, pues también tenía dos colmillos curvos hacia arriba y que llegaban a medir hasta tres metros y medio. Se originaron en la región norte de América y llegaron hasta ahí durante el Gran Intercambio Americano.
El doctor Houde dice que con frecuencia, recibe llamadas y mensajes de personas que aseguran que han hecho descubrimientos geológicos. Sin embargo, la mayoría de las veces no era nada importante. También explica que haber logrado este hallazgo es algo muy inusual, ya que los restos prehistóricos, “son tan frágiles que generalmente se desintegran poco después de ser expuestos a la erosión”.
*Fuente: DeviantArt
Así que la familia corrió con mucha suerte, pues visitó el sitio del descubrimiento tras lluvias fuertes que, literalmente, sacaron a la luz los restos. Tras meses de espera, durante los cuales juntaron a un equipo que pudiera ayudarlos con la excavación, excavaron absolutamente el cráneo en mayo.