La homofobia se expresa abiertamente en las calles de Rusia, se respira por muchos de sus recovecos. El presidente Vladímir Putin se encargó de plantar una semilla de odio en contra de los colectivos LGBT, tanto así que no pueden salir a caminar sin sentirse agredidos siquiera con las miradas de la gente que desacredita su preferencia sexual.
En Rusia no existía un lugar en donde las personas LGBT se sintieran protegidas, sin embargo, desde 2016, el Moscow Community Center abrió no sólo como refugio para quienes se sintieran perseguidos, sino también para denunciar ese acoso del que siguen siendo víctimas en Rusia.
Manifestantes a favor de los derechos de las personas LGBT en Rusia. (Foto: Loottis)
Bajo seguridad y situado a las afueras de Moscú, el Moscow Community Center tiene una capacidad para albergar a 14 personas, entre ellos Nicole, quien después de confesar a sus padres que no quería ser hombre, sino mujer, estuvo 9 meses encerrado en su casa hasta que pudo escapar.
«Cuando llegué aquí no podía estar de pie, mis músculos estaban atrofiados. Luchaba contra mí, contra mi yo interior, contra mi apariencia», declaró Nicole a la agencia de noticias AFP. En el Moscow Community Center no sólo le otorgaron refugio, también lo ayudaron en su recuperación, luego de someterse a una extirpación de testículos.
Policías en Rusia detienen a manifestantes por los derechos a las personas LGBT. Foto: Hipertextual)
Este refugio es el primero de su especie establecido en Rusia, un país que desde el 2013 aprobó una ley que prohíbe la llamada “propaganda homosexual” dirigida a menores de edad. En junio de ese año se prohibió también la adopción a parejas del mismo sexo. «Me tienen harto con esas parejas homosexuales. Hay que mostrar menos agresividad y no inflar el problema, así será mejor para todos», aseguró en ese entonces Putin.
La labor del refugio es aceptar a personas LGBT de cualquier parte de Rusia. Nicole llegó porque, después de haber sido encerrada por sus propios padres, estos la dejaron libre con una condición: si regresa no sólo la matarán, sino también se suicidarían.
Líderes del Moscow Community Center en manifestación a favor de los derechos de las personas LGBT. (Foto: Hipertexual)
«Todavía tengo que someterme a varias operaciones, quiero construir una nueva vida y obtener documentos de identidad nuevos. Aquí no es posible», declaró Nicole al tiempo que miraba una postal de Holanda, el país en el que quiere vivir. En el refugio encuentran una segunda oportunidad, ven la posibilidad de hacer amigos sin ocultar quienes sean.
La estancia en el Moscow Community Center no puede ser permanente. Después de seis semanas, en las que se les ofrece también comida y atención psicológica, se les considera preparados para salir rumbo a otro país para que puedan seguir con sus estudios e iniciar su vida profesional.
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