Hace un mes Zafor Alam, miembro de la minoría musulmana rohingya, difundió la fotografía de su muerto, tendido boca abajo sobre el lodo de una ribera. El pequeño Mohammed Shohayet, de un año de edad, se ahogó cuando intentó escapar de los abusos orquestados y ejecutados por el gobierno de Myanmar (Birmania) en contra de la etnia: persecuciones, tortura, violaciones y asesinatos arbitrarios.
En un reciente reporte de la organización no gubernamental Human Rights Watch, se reveló que las mujeres rohingya, desde los trece años de edad, están siendo violadas, acosadas y abusadas sexualmente por soldados, miembros del ejército, oficiales de policía y guardias fronterizos.
De acuerdo a The Independent, el informe reza que las autoridades se han visto involucradas en violaciones, “violaciones en grupo”, “registros corporales invasivos” y ataques sexuales contra mujeres y niñas en al menos seis pueblos del distrito Maungdaw, región rohingya, durante los últimos meses del año pasado.
Human Rights Watch define los ataques como “enfermizos”, ya que fueron ejecutados con total impunidad, además de ser llevados a cabo por grupos, lo que hizo más difícil que las mujeres se defendieran: “Las mujeres fueron amenazadas con pistolas mientras otros las violaban. Algunas de las sobrevivientes afirmaron haber recibido insultos y amenazas étnicas o religiosas”.
Los investigadores del caso tomaron en cuenta entrevistas que hicieron a alrededor de 18 mujeres que lograron escapar a Bangladesh (país vecino de Myanmar) entre diciembre del año pasado y enero del año en curso, 11 de las cuales habían experimentado algún tipo de abuso sexual mientras que otros 17 hombres y mujeres confirmaron ser testigos de “violencia sexual” contra sus propias esposas, mujeres y hermanas.
Una de las víctimas, por citar un ejemplo, aseguró que alrededor de 20 soldados la habían obligado a salir de su casa después de asesinar a su esposo y la violaron, sometiéndola con pistolas. Relató que dos de ellos le pusieron un rifle en la cabeza, le arrancaron las ropas y la violaron mientras mataban a su esposo frente a ella con un machete.
Los demás testimonios que recibió la no gubernamental son similares y todos ellos están marcados por abuso de poder, sometimiento absoluto y por violaciones claras y evidentes de los derechos humanos fundamentales de las mujeres.
Hace algunos días, un reporte de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos confirmó la situación denigrante: poco más de la mitad de 100 entrevistadas aseguró que habían sido violadas o que habían sido víctimas de diversas formas de violencia sexual a manos de las autoridades.
Los rohingya son una minoría musulmana de Bangladesh pero que no cuenta con reconocimiento oficial como etnia de Myanmar: No tienen un territorio definido ni soberano, son rechazados por el gobierno y por la mayoría budista, lo que ha provocado un éxodo masivo para añejarse de las masacres y los abusos.
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