La forma en que solemos juzgar aquello que nos parece diferente es tan sencilla y pobre para el pensamiento, que no debería asombrarnos que incluso en las relaciones heterosexuales existan momentos de disgusto entre la sociedad y los amantes; por ejemplo y siguiendo algunos cánones del tan llamado mundo patriarcal, el hombre que sostiene varias relaciones al mismo tiempo –o que cuenta con un largo repertorio de experiencias pasadas– puede ser juzgado, mas no lo será en la misma intensidad que una mujer a quien le gusta recibir el amor o el placer de varios compañeros al mismo tiempo. Mucho más complicado será el aceptar entonces que el sexo femenino busque la satisfacción propia antes de procurar la felicidad para quien le acompañe en sus días.
“Esta serie fotográfica sitúa en un papel central a la mujer que vive la pasión y el desenfado de compartir su cuerpo, su corazón y su mente con dos hombres al mismo tiempo”.
De la misma manera en que apareció durante 1969 el filme “La femme infidèle” de Chabrol y su adaptación norteamericana en 2002, “Unfaithful” de Lyne, ahora no estamos a un paso más lejos de aquella vieja idea que efectivamente, pone ya a la mujer como un agente activo en esos cuadros del deseo y le otorga cierta autonomía en sus decisiones de complacencia, pero le ata todavía a las garrafales consecuencias de su atrevimiento como un ser lleno de culpa o responsable de la infelicidad en su familia.
Caso totalmente opuesto al trabajo de David Shama, fotógrafo que se ha sentido constantemente fascinado por la intimidad y la privacidad de las personas, realizando una serie sin igual llamada “7 eleven”. Una colección que rememora la narrativa de “On the Road” de Kerouac, sostiene en la mirada a una joven actriz norteamericana que viaja por la carretera en compañía de dos hombres. Uno de ellos es su novio oficial –por ponerle algún título– y el otro es un buen amigo de ambos quien sostiene una relación extremadamente cercana a los dos.
“¿Ellos? No hay razón por las que pudieran objetar lo vivido; están cerca el uno del otro, se confían experiencias e intervienen en los recuerdos mutuos, además de disfrutar a la persona más maravillosa con quien alguna vez pudieron estar”.
Con tomas de sensual estilo californiano y una estética demasiado alternativa en cuanto a fashion y sexualidad juvenil se trata, esta serie fotográfica sitúa en un papel central a la mujer que vive la pasión y el desenfado de compartir su cuerpo, corazón y mente con dos hombres al mismo tiempo. Sin dudas ni restricciones, Rainey Qualley posa en moteles y en tiendas de carretera junto a sus dos almas gemelas, dos chicos que no tienen problema alguno en experimentar el amor más allá de las condiciones del conservadurismo.
¿Por qué lo hacen?
Shama, el ojo que nos permite ver por dentro y fuera del vehículo móvil esta historia de pasajeros sensuales, es motivado por el reportaje artístico. El fotógrafo suizo ama estimular a sus modelos y poner las cartas sobre la mesa para, una vez comenzado el juego con los participantes, él disparar a discreción y documentar lo que le parezca interesante y emotivo.
Él halló a esta chica, miró muy de cerca para reconocer qué sucedía al estar próxima a sus compañeros de afecto y realizó un trabajo visual con lo que encontró.
En el caso de Qualley, ¿lo hace por escándalo o por verdadero cariño? Probablemente ambas; el no cerrarse las puertas del encuentro sentimental debe tener, por seguro, a estos dos ingredientes como elementos primordiales para su fundación.
El escapar de las reglas, sentirse en el exilio de lo contracultural, rastrear el amor en cuanto terreno sea posible y no padecer nunca de la soledad asfixiante, es el formulario exacto para no pensar obtusamente que vas a pasar el resto de tus días con una sola persona y a recibir todo el romanticismo de tus días.
¿Ellos? No hay razón por las que pudieran objetar lo vivido; están cerca el uno del otro, se confían experiencias e intervienen en los recuerdos mutuos, además de disfrutar a la persona más maravillosa con quien alguna vez pudieron estar. Quizá de manera poco convencional, pero están viviendo el sueño: comunicación, confianza, alegría, comprensión, placer, intimidad, confort y tranquilidad en una relación.
Todo aquello con lo que alguna vez fantaseamos; ir por la autopista con un buen soundtrack de fondo, tardes soleadas sin compromisos, besos que nunca llegarán a su fin y noches sin frío, es un idilio posible. Todo gracias a las evidencias tipo “Reality Bites” o “Clerks” que Shama ha podido arrojar desde su cuarto de revelado.
David Shama cuenta con muchos más trabajos, para conocerlos puedes ir a su sitio oficial; sin embargo, el más poderoso de todos ellos sea quizá éste.
Un álbum fotográfico que transmite a cada milímetro la felicidad que representa estar con alguien, el entusiasmo de no perder la juventud ante condiciones absurdas, el júbilo de sentir la piel de una persona a quien quieres con todo tu corazón y la grandiosidad de sentirte en plenitud siempre.
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