Dubái es uno de los países más ricos del mundo; de hecho, vivir en ese lugar es costeable para un grupo muy pequeño de privilegiados. Los coches abandonados son modelos de lujo, los cajeros están hechos de oro y las casas regulares cuestan 13, 500, 000 AED, lo que equivale a $3, 675, 412 USD. Con semejantes costos, es de esperarse que sea esa ciudad emiratí quien tenga la construcción más cara del planeta Tierra.
La realidad es que, hasta hace poco, se pensaba que el Burj Khalifa era el edificio más caro del mundo. Construirlo costó 1, 500 millones de dólares; sin embargo, una nueva central nuclear ubicada en el Suroeste de Inglaterra le quitará el lugar al rascacielos de Dubái como la construcción más costosa sobre el planeta. Esta planta nuclear no sólo será la construcción más cara, sino que superará cualquier otro objeto creado por el hombre. Según los cálculos, Hinkley Point –nombre de la central– costará $35, 000 millones de dólares, lo que equivale a un bosque lleno de Burj Khalifa.
Por esa razón Greenpeace se promulgó en contra del proyecto argumentando que el costo es excesivo, además de que no posee ningún fin benéfico para la región. Por otro lado, Hinkley Point no será un lugar que soportará terremotos como el Puente de la Bahía de San Francisco-Oakland o como algunas casas que se hacen con una base de resortes para lidiar con cualquier desastre natural, así que se cree que su costo es absurdo.
Entonces, ¿qué y para qué se creará esa exhorbitante construcción? La planta es un gran complejo con dos reactores que producirán 3, 200 negativos de energía suministrando el 7 % de las necesidades eléctricas del país, durante 60 años. La planta pretende relanzar la energía nuclear con tecnología y capital francés y chino, luego de casi veinte años de no permitir el uso de la energía nuclear.
Con el financiamiento de dos países ajenos a la cede podría pensarse que los gastos se reducirán, pero la realidad es distinta. El costo de los materiales, el tiempo invertido y los trabajadores que se necesitarán para terminarla antes del 2025, como se tiene estimado, es casi comparable con la idea de volver a construir la Pirámide de Giza en Egipto. Si se construyera otra igual, se gastarían entre $1, 100 millones y $1, 300 millones de dólares que incluyen el costo de la piedra, las grúas y demoledoras requeridas.
Otro ejemplo de arquitectura costosa es la restauración de la Gran Mezquita de la Meca cuyo costo se estima en 23, 000 millones de dólares, la diferencia es que el dinero invertido fue el de la familia real, lo que no implica la cooperación o el financiamiento del pueblo o gobierno, como pasará con la planta nuclear. La primer ministro Theresa May ha aprobado la construcción de Hinkley Point y con ella se abrieron las puertas a la inversión extranjera. Misma que apoyó proyectos como el Aeropuerto Internacional de Hong Kong, el cual se construyó sobre una isla artificial por 29, 000 millones de dólares sin importar que su edificación recortara gastos a otras áreas.
El costo exhorbitante de la construcción de ésta planta es tal que ha causado indignación, más que empatía. Ni siquiera su arquitectura novedosa logra salvarla. Sin embargo, no sería la construcción más costosa en el mundo, ya que cuando se termine de levantar se planea que hagan otras plantas similares en Turquía y Sudáfrica que costarán incluso tres veces más. Así, la planta nuclear de Hinkley Point se convertirá en lo más caro sobre la Tierra en unos 8 años; mientras tanto, Dubai puede jactarse de tener (hasta el momento) el edificio más costoso del mundo, el Burj Khalifa.
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Referencias
BBC
El Periodico