Introvertidos, ansiosos y depresivos. Cuando enunciamos a cualquier sujeto con uno de estos epítetos o lo categorizamos en una de estas circunstancias, automáticamente lo hacemos objeto de condescendencias y buenos tratos. Es como si alguien que padeciera alguna de estas condiciones se convirtiera en algún tipo de mártir contemporáneo o discapacitado a quien conmiserar en cuestión de segundos. ¿Y no todos deberíamos de gozar un poco de eso en ciertas ocasiones? Por ejemplo, pocas veces pensamos en un humano con trastorno obsesivo-compulsivo o con déficit de atención de esa manera, usualmente ellos van al cajón de los enfermos y no al de los genios incomprendidos que significan los otros.
Los extrovertidos con bastante dificultad son pensados como individuos que se enfrentan brutalmente al mundo. En comparación, cuando se ve a una persona sola y dubitativa, inmediatamente se piensa como un ser solitario, afligido, reflexivo y sensible. Cuando se habla de trastornos mentales, lo mismo sucede con los depresivos o los ansiosos, pero nunca con un TOC o un TDA, ellos no merecen la atención de nadie porque sus situaciones no involucran ningún tipo de dolor… ¿En serio? ¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar en lo difícil que es vivir con la necesidad de tenerlo todo bajo control o no saber en qué enfocarse de manera específica? Pues ocurre algo exactamente igual con el extrovertido.
Comúnmente se piensa que un extrovertido se la pasa bien siempre; que sus sonrisas se deben a una felicidad perpetua y que adoran ser el alma de la fiesta, que es muy cómodo no poder controlar sus ímpetus por animar una reunión o ser quien ameniza los encuentros entre familia o amigos.
Es así como se debe prestar atención a los siguientes puntos y tener un poco más de consideración hacia aquellos que presentan estos rasgos y dejar de pensar que son las personas más tranquilas y alegres sobre la faz de la Tierra.
Cuando eres un extrovertido:
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Todos asumen que quieres caer bien
Esas ganas de querer sonreír y pasar tiempo con otros es considerado, por algunos, un coqueteo o un acoso. Y no; no se tiene porqué malinterpretar esto. No eres un maniático ofensivo en busca de algo más.
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No se te permite estar triste
Cuando deseas estar tranquilo, todos creen que algo en extremo malo te está ocurriendo y se extrañan de tu “nuevo lapsus”.
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Se te exige seguir una conversación
Porque, claro, tu trabajo es ser tan sociable como sea posible cuando estás con los demás. Como si fuera una obligación entretener a tu grupo de oficina, escuela o amigos en los ratos de silencio.
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No eres inteligente
Porque, ya sabes, tus chistes, bromas u ocurrencias nada tienen que ver con un pensamiento profundo o trivial.
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Los problemas son para otros
¿Qué sucede cuando de verdad quieres estar a solas? Es extraño. ¿Tú en solitario? Por supuesto. Todos necesitamos tiempo con nosotros mismos, pero todos creen que la introspección o el cansancio son para los demás, no para ti.
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Todos creen que la seguridad siempre te acompaña
Al parecer nunca se han planteado que justo las inseguridades o los miedos pueden ser lo que te orilla a comportarte de una manera más relajada o incluso explosivamente feliz.
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Cualquiera cree que eres muy amigable
Y nada más equivocado. Como cualquiera, también eres selectivo con tus amistades o hay personas que te caen mal y no por eso vas a platicar con quien sea.
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Eres el salvavidas
En ocasiones, las personas que te rodean buscan tu presencia para evadir sus problemas o confiarte sus secretos e inquietudes. ¿Acaso eso no es cansado? Con gusto estarás allí, pero no eres de acero.
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Los demás suelen lanzarte al ruedo
Porque creen que eres el mejor para comunicar quejas, ideas, inconformidades o proyectos. No saben que sientes los mismos nervios que ellos y eso te orilla a ser el representante oficial en muchas circunstancias.
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Las personas dejan de esforzarse para conocerte
Y conocerte de verdad. Porque se quedan con las primeras impresiones y se conforman con saberte siempre feliz, siempre de buenas. Entonces te consideran un enigma extraordinario o simplemente no conciben un ser más complejo detrás de la sonrisa.
¿En serio podemos seguir actuando así y omitir otros aspectos de las personas? Todos tenemos altibajos, sentimientos buenos y malos; entonces resulta incluso ofensivo sesgar la personalidad de los individuos así, como introvertidos y extrovertidos, depresivos y alegres, etcétera. Todos merecemos atención, solidaridad y comprensión.
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