«Ante mi: Hélène recostada en su espalda, también usando una bata de dormir […]. Arrodillándome a su lado, inclinándome sobre su cuerpo, estoy ocupado masajeando su cuello […]. Presiono mis dos pulgares en el vacío de carne arriba del esternón y, aplicando fuerza, lentamente llego. Un pulgar a la izquierda, otro pulgar hacia la derecha en un ángulo, en el área firme detrás de las orejas. […] La cara de Hélène está inmóvil y serena, sus ojos están fijos en el techo. Y súbitamente estoy aterrado: sus ojos están interminablemente quietos, y encima de todo esto está la punta de su lengua recostada, inusualmente y pacíficamente, entre sus dientes y los labios. Ciertamente he visto cadáveres antes, pero nunca he visto el rostro de una mujer estrangulada en mi vida. Y aun así sé que esto es una mujer estrangulada. ¿Qué está pasando? Me levanto y grito: ¡He estrangulado a Hélène!».
—Louis Althusser
Louis Althusser estranguló a su esposa Hélène en su habitación. En cuanto despertó de su trance se dio cuenta de lo que acababa de hacer; decidió llamar al doctor de la Escuela Normal Superior de París, donde ambos vivieron durante años, juntos, quietos, lidiando con su locura. «De hecho, ella me pidió que la matara, y esa palabra impensable e intolerable en su horror provocó que mi cuerpo entero se sacudiera por un largo tiempo. Ambos vivimos encerrados en el claustro de nuestro infierno».
Althusser conoció a Hélène Rytmann, una socióloga involucrada en el movimiento comunista de Francia, cuando apenas tenían 30 años, y desde ese entonces su relación no parecía normal. Él sufría de fuertes depresiones por amarla demasiado y por los sentimientos abrumadores que le provocaba esa emoción; sin embargo, le era inevitable alejarse de ella porque sirvió como la mentora y guía que lo llevó a involucrarse en el análisis político, el comunismo, la filosofía y una eterna lucha a favor de la izquierda en el gobierno.
Algunos de sus amigos y aprendices aseguraban que el hombre la había matado por amor, y que ésa había sido su prueba más grande, y es que el crimen se llevó a cabo poco después de que la izquierda perdiera en las elecciones legislativas de Francia en 1978, cosa que afectó a ambos profundamente. Desde ese momento, los brotes de depresión del autor cada día se hacían más graves provocándole pensamientos destructivos, tanto así que estuvo cerca de desaparecer toda su obra y escritos.
Se cree que gran parte de los problemas psicológicos que tuvo el hombre fueron provocados cuando pasó cinco años en prisión durante la Segunda Guerra Mundial por formar parte del ejército francés, al cual tuvo que enlistarse dejando atrás sus estudios. Aunque al principio pasó mucho tiempo realizando trabajos forzados, después comenzó a adentrarse en lecturas que lo ayudarían a formar su educación filosófica y política.
Althusser nunca fue visto como un criminal después de matar a su esposa, ya que se probó que carecía de un juicio lógico al momento de cometer el asesinato, sin embargo, se convirtió en un tema tabú hablar sobre él y muchos comenzaron a ignorar su obra, ya que parecía una apología al crimen que había cometido. Eso ha cambiado y se le ha dado una nueva luz a su trabajo. El hombre era un ferviente seguidor de Marx y dedicó gran parte de su vida al análisis de sus textos filosóficos y sociales para fomentar un cambio social.
Aquí algunas de las lecciones más grandes que legó antes de cometer el crimen que lo alejaría de la filosofía y lo convertiría en un paria durante los últimos años de su vida.
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Antihumanismo
Mientras que gran parte de los filósofos de la primera mitad del siglo XX abogaban constantemente por el humanismo (el cual le da énfasis al valor de las personas de forma individual y colectiva), Althusser sostenía que la “estructura” y las “relaciones sociales” tenían prioridad sobre la consciencia individual. Es decir, por más que una persona intente ser individual, o aunque tengamos la idea de un “potencial” dentro de un sujeto o un grupo reducido, éste siempre estará atado a la ideología que adoptó a través del molde social en el que se desarrolló.
El punto de Althusser es razonable. La mayoría de su obra parte del concepto de una ideología individual nacida a partir de la sociedad construida. Para él no es posible concebir la individualidad o el potencial humano “independiente” sin notar que ese pensamiento fue influenciado por el entorno.
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Teoría social
Una de las ideas que toma Althusser de Marx es que una persona es un producto de la sociedad. Bajo esa premisa, sostiene que no tiene sentido tratar de construir una teoría social partiendo del individuo ni de las ideas independientes de las personas, principalmente porque cuando analizamos qué es lo que estamos observando, no estamos viendo elementos humanos básicos, sino la estructura que ya está definida. Estamos notando el impacto de la sociedad dentro de una figura específica.
Esto lo hizo para defender el materialismo histórico de Marx, el cual usa el análisis de los medios de producción de una sociedad a lo largo de su existencia para explicar la Historia.
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Ruptura epistemológica
Uno de los principales problemas con el revisionismo marxista es que –según Althusser–, las ideas del filósofo son vistas como un todo. Es decir, los estudiosos miran el conjunto de las ideas que presentó a lo largo de su vida como un todo. Sostienen que las ideas del filósofo son contradictorias porque leen a Marx sin considerar su cambio y evolución de ideología con el paso de los años. Para entender su discurso es necesario mirar el contexto en el que fueron escritos sus trabajos y el tiempo que separa a cada uno.
Esto no sólo es congruente con el pensamiento de Marx. Al analizar un cuerpo de trabajo u observar de forma objetiva la ideología de cualquier filósofo, se tienen que considerar sus cambios con el paso de los años y cómo incluso ellos corrigen su pensamiento con el fin de dar a entender su discurso.
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Aparatos Ideológicos del Estado
Como mencionamos previamente, Althusser sostiene que la ideología de los individuos está determinada por el contexto social en el que se desenvuelve. Los valores, deseos, perspectivas y cualquier aspiración está inevitablemente relacionada con la sociedad en la que estamos inmersos. De igual forma, el filósofo sostiene que el Estado (tal como lo describía Marx) es un agente represor que decide por el individuo cómo se va a desarrollar y es el que define la infraestructura. De acuerdo con él, esto no puede estar bajo el control de un sólo sector ni de una persona, sino que depende de los Aparatos Ideológicos del Estado, que además del Estado, involucra a la religión, las instituciones académicas, la estructura familiar, lo jurídico, sindical, los medios de comunicación e incluso la cultura.
Lo que resalta de este pensamiento es que, no importa que una persona quiera pensar diferente o quiera cambiar el status quo, ya que esa idea nace a partir de la misma ideología que creamos desde de los Aparatos Ideológicos.
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Interpelación
Es uno de los conceptos más importantes de Althusser. El hombre lo presenta junto a los Aparatos Ideológicos del Estado, afirmando que todos los individuos, sin importar su status, automáticamente se convierten en sujetos. Según él, todo tipo de ideología nos transforma de individuos a sujetos a través del entorno. Es decir, si saludamos a alguien en la calle o si sacudimos su mano estamos siendo sujetos de la ideología nacida a partir de la sociedad. Estamos atados a la tradición de realizar cualquier tipo de acción. El filósofo presenta el ejemplo de un policía diciendo «Hey, tú» a alguien en la calle. El receptor se da la vuelta y responde al llamado; al realizar esa acción es un sujeto de la ideología de la democracia y de la ley.
Si lo vemos desde otra perspectiva, digamos la familiar, todos los días estamos sujetos a tratar con respeto a nuestros parientes, principalmente por la ideología que generamos dentro de nuestro entorno, pero si éste fuera diferente; seríamos sujetos de otro tipo de contexto.
Nada justifica el asesinato de Hélène e indudablemente no fue un acto de amor, sino de locura provocada por su condición mental. El hombre se vio afectado por su entorno y al ver que no podía cambiar nada, cayó en un pozo de depresión al que también se adentró su esposa. Al final de su vida el filósofo pasó gran parte de su tiempo en hospitales, pero afortunadamente su trabajo está siendo revisado por otros académicos ya que ofrece una perspectiva nueva sobre qué es el Marxismo y cómo no debemos malinterpretarlo.