Los elefantes tal y como los conocíamos dejaron de existir. El ser humano, por medio de la cacería furtiva, es el único responsable de que así sea.
Entre 2007 y 2011, según los expertos, 144 mil elefantes fueron asesinados. Un tercio del total de estos animales de la sabana murió a manos de un cazador. Entre 2002 y 2013, dos tercios de los elefantes africanos del bosque perdieron la vida.
Desde 2010, más de 40 toneladas de marfil han sido incautadas.
La demanda de marfil en varios países asiáticos, principalmente China, provocó un aumento en el precio de los colmillos. La falta de regulación por parte de las autoridades gubernamentales permite que el comercio ilegal haya tenido un crecimiento tan importante en esta región del mundo.
En las últimas semanas se ha reportado que los cazadores furtivos usan cianuro para matar a los elefantes.
Varias especies están próximas a la desaparición debido a esto. Y las que sobrevivan están condenadas a un cambio radical en sus genes: en el futuro próximo, la totalidad de los elefantes nacerán sin colmillos.
Pero no estamos tan lejos de que eso suceda. En Sudáfrica, el 98 por ciento de las hembras ya nacen sin colmillos. En el siglo pasado, era entre seis y ocho por ciento las crías que nacían con esa alteración genética.
A pesar de que la idea de que los elefantes nazcan sin colmillos sea mejor para su seguridad, genéticamente eso significa que se están “debilitando”. Los científicos consideran que un elefante sin colmillos es minusválido.
Según un análisis de un grupo de expertos estadounidenses realizado sobre 231 muestras de colmillos incautados por autoridades de diferentes gobiernos africanos y asiáticos, la casi totalidad del mercado negro actual proviene de elefantes asesinados en los últimos tres años.
Este estudio echa por tierra la teoría de que el comercio ilegal de marfil no era una de las causas del cambio genético en los elefantes, debido a que se ofertaban piezas “almacenadas” varias décadas atrás.
“He seguido durante 30 años el desarrollo tardío de los elefantes y sus diferentes especies en África y en Asia” le dijo Joyce Pool, activista que dirige la organización caritativa en defensa de estos animales “Elephant Voices”, al diario inglés Independent. “Y la relación entre la caza furtiva y el porcentaje de hembras que nacen sin colmillos es directa”.
Pool cita también el antecedente de la matanza de Mozambique, que sucedió a lo largo de tres décadas del siglo pasado (1970, 1980 y 1990). En el parque nacional de Gorongosa, ubicado en aquel país, el 90 por ciento de la población de elefantes fue asesinada.
La mitad de las hembras no desarrolló colmillos, como está pasando ahora. Un tercio de esos elefantes le transmitió los mismos genes a su descendencia. Eso es lo que está pasando en la actualidad.
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