En las comunidades de La Montaña, en Guerrero, la venta de niñas aún es un negocio entre familias por el que llegan a pagar hasta 200 mil pesos, una transacción donde lo que se compra es una esposa.
Esta práctica todavía es común entre las mujeres de sólo 12 y hasta 16 años, a quienes venden desde 150 mil pesos, a pesar de que podría considerarse como trata de personas, un delito que se paga con cárcel.
Cuando las jóvenes cumplen los 17 años o más, el dinero que sus parientes pueden obtener por ellas comienza a disminuir. Esta costumbre, como aseguran especialistas en derechos humanos, es muy difícil de erradicar.
Hay situaciones que las familias que las “vendieron” no tienen previstas, como la violencia doméstica que muchas veces enfrentan en su nuevo hogar y con su marido, de quien terminan separándose.
*Foto: mujeresixchel.files.wordpress.com
El problema de que el matrimonio se termine es que los padres del joven a veces demandan a los de la mujer, ya que reclaman se les regrese el dinero que pagaron por la esposa de su hijo.
Hay casos por lo que las leyes tuvieron que intervenir, como el de un señor que pagó por una niña para su hijo con discapacidad. Sin embargo, lo denunciaron y estuvo preso seis años.
Algunos abogados que intervinieron en estas situaciones cuentan que la modalidad de los “casamenteros” ha cambiado. Los autonombrados “embajadores” de la región se dedican a negociar la “pedida” de la niña.
*Foto: La Jornada.
El peligro de que un tercero interceda abre la puerta que se lleven a las niñas para prostituirlas. Este tema tiene en alerta a la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos (Codehum).
La Codehum ya puso en sobre aviso a los pobladores de comunidades indígenas para que cuiden a sus hijas. Esto, aunado a que los criminales usan las redes sociales para engancharlas sentimentalmente y después explotarlas.
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