Las primeras horas del viernes 31 de marzo un automóvil de lujo, un BMW 650i 2007, chocó contra un poste en Paseo de la Reforma y Lieja, muy cerca de la Estela de Luz. El saldo fatal fue de cuatro personas sin vida, todos los pasajeros del automóvil, excepto el conductor.
Carlos Villuendas Adame, de 33 años, se encuentra en prisión preventiva por el delito de homicidio culposo agravado —actuó sin dolo, pero que sus acciones podrían provocar daños a otros—, al morir las cuatro personas que viajaban dentro de su vehículo, que se partió en dos por conducir a una velocidad superior a los 180 kilómetros por hora.
Las primeras investigaciones apuntan a que Villuendas Adame manejó alcoholizado y bajo de la influencia de alguna droga (pese a que no permitió le realizaran pruebas de sangre u orina), lo que agrava su situación jurídica. Mientras, los familiares de los cuatro fallecidos le han negado el perdón.
El detenido está preso en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte, donde podría pasar hasta 20 años por la muerte de dos hombres y dos mujeres, de entre 25 y 30 años de edad. Información del diario Reforma asegura que Carlos es dueño de restaurantes y bares en la Ciudad de México.
Su padre es José Luis Villuendas Álvarez, un excomandante de la Policía Judicial capitalina con acusaciones por tortura, extorsión y abuso de autoridad en la época de los 80. En el 2002, lo acusaron por “falsedad de declaraciones”, donde aseguró que una mujer expidió unos cheques por 11 mil 200 dólares, que nunca fueron entregados.
Según más información del periódico Excélsior, a principios del año 2000 ganó la licitación para que su empresa de seguridad privada “Servicios Programados de Seguridad S.A. de C.V.”, diera servicio de vigilancia al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Otro dato que la prensa mexicana reporta es que el poste donde Carlos Villuendas se impactó era de un material de acero especial, con un grosor diferente para transportes eléctricos.
Las víctimas mortales fueron Karla, Roberto, Ivonne y Luis Fernando. La familia de la primera chica ha dado declaraciones sobre cómo era su vida, tras estudiar gastronomía, vender joyería, trabajar en la Secretaría de Hacienda y sus planes de casarse a finales de este año.
Karla (la chica que no trae lentes ni bikini), conoció a Villuendas en un bar de Polanco junto con su grupo de amigos, donde sólo tomó dos copas de alcohol. Subió al BMV porque le darían un aventón, ya que vivía cerca de la Diana Cazadora. La conexión con el conductor fue que era vecino de su amigo Luis Fernando (de lentes en la imagen de abajo), quienes vivían en la colonia General Anaya.
La información sobre el conductor emerge a cuentagotas. En 2009 lo detuvieron 13 horas por orinar en la vía pública, según una ficha a la que tuvo acceso Excélsior, donde refirió como fecha de nacimiento el 1º de enero de 1984.Ivonne, la otra mujer que viajaba en el automóvil deportivo, se dice que era prima de Brenda Quevedo, una de las secuestradoras de Hugo Alberto Wallace, hijo de la activista y excandidata por el conservador Partido Acción Nacional a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Isabel Miranda Wallace.
Ivonne era una de las mejores amigas de la hermana del conductor, Pilar Villuendas. El otro hombre fallecido en el accidente, Roberto, también mantenía una amistad con el conductor, según posteos en sus redes sociales, donde antes del choque aparecieron juntos en varias fotografías.
Aunque se trata de un caso excepcional, el accidente podría traer cambios sobre Paseo de la Reforma, donde se planea instalar reductores de velocidad y aumentar los señalamientos.
El secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Hiram Almeida, refirió que el BMV aceleró desde el cruce con la calle de Ghandi, un tramo donde los vehículos pueden tomar velocidad en la madrugada, debido al flujo vehicular casi nulo.
Pese a las numerosas quejas por el sistema de fotomultas en la capital del país, organizaciones civiles, como “México Previene” ha defendido esta operación, al asegurar que permiten salvar la vida de peatones y desde luego, prevenir que automovilistas excedan límites de velocidad razonables. Sin embargo, critican que los recursos obtenidos de sanciones económicas no se hayan transparentado.
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